miércoles, 11 de junio de 2008

Piedras de hasta tres toneladas rodaron por la ladera de Gorreta


Piedras de hasta tres toneladas rodaron en la tarde de este miércoles por las laderas de la Fuga de Gorreta, justo detrás del Lagartario, una situación que mantuvo en vilo durante horas a la población de Frontera que observaba, atónita, la extensa nube de polvo provocada por el derrumbe.
El corrimiento de tierra se produjo en la tarde-noche del miércoles, 4 de junio, a las 20:30 horas, en la dorsal de Frontera, cerca de la carretera H-55 y a 200 metros del Centro de Reproducción del Lagarto Gigante de El Hierro y del Ecomuseo de Guinea.
El desprendimiento afectó al hábitat natural del Lagarto en La Fuga de Gorreta, catalogada como Reserva Natural Especial, aunque aún se desconoce en qué medida ha dañado a los ejemplares de lagarto que viven en libertad en esta fuga.
Precisamente, gracias a un convenio de colaboración entre el Cabildo herreño y el Gobierno de Canarias se lleva a cabo en estos momentos un estudio de investigación que pretende cifrar el número de lagartos que pueden viven en la actualidad en Gorreta, una cifra en la que, por el momento, no se ponen de acuerdo los expertos, aunque la mayoría ronda el millar de ejemplares.
Aunque el volumen desprendido no es importante si lo es el tamaño de las piedras caídas, que superan la tres toneladas y provocaron un gran humareda que alertó a la población.
NO AFECTÓ A VIVIENDAS NI A PERSONAS
Caídas a unos 200 metros del centro donde se cría en cautividad al Lagarto Gigante, las piedras no han dañado las instalaciones de este centro ni del Ecomuseo cercano (El Poblado de Guinea) ni a una vivienda que se encontraba en las inmediaciones.
No afectó a viviendas ni a personas y en la mañana de hoy jueves se está llevando a cabo un reconocimiento aéreo por parte de técnicos del Cabildo de El Hierro y especialistas en la materia que han llegado de otras islas para determinar la situación de la fuga y de las grietas que
presenta y que se cree se han visto agravadas por las lluvias torrenciales de enero 2007.


jose juan