A favor del rubio:
El pelo dorado ayuda a resaltar el bronceado de la piel y los dientes parecen más blancos.
Ilumina tu cara y te da un look más glamouroso.
Distrae el ojo de las imperfecciones de la piel, como las ojeras, por ejemplo.
Recuperar el color de la infancia (muchas españolas hemos sido rubias de pequeñas) rejuvenece, siempre que no te pases de platino.
En contra: Para conseguir este color a veces necesitas decolorar lo que puede volver el pelo más poroso, áspero y fosco.
Requiere muchas atenciones y mantenimiento, ya que las raíces oscuras se ven más fácilmente sobre el cabello claro.
A favor de las morenas:
Más brillo: una melena marrón refleja mucho más la luz.
Da imagen de un pelo más fuerte y abundante: añadir color a la fibra capilar la hace parecer más gruesa, especialmente si el cabello está poroso o dañado.
En contra: El color se deteriora antes, porque los tonos marrones tienden a volverse rojizos con el sol y los champús.
El pelo oscuro no ilumina tanto la tez como lo hace el rubio. De hecho, puede acentuar las imperfecciones faciales.
(yéssica)