miércoles, 16 de abril de 2008

Una final para curar las heridas


Llega la final de Copa, un torneo precioso algo devaluado por casi todos en los últimos años. Sin embargo, cuando llega el día de la final, los que no la juegan se arrepienten de haber tirado el torneo y los que la disputan ponen toda su ilusión. Además, a menudo es una oportunidad de salvar la temporada, como en el caso del Valencia. Para el Getafe, sería la culminación del trabajo bien hecho, fenomenalmente hecho durante los cuatro últimos años, además de resarcirse de su eliminación ante el Bayern.En su peor temporada de las últimas dos décadas, el Valencia puede acabar ganando un título. Cosas del fútbol. Ha funcionado rematadamente mal en la Liga y razonablemente bien en la Copa del Rey, aunque se las vio y se las deseó para eliminar al Atlético en cuartos y salió vivo del Camp Nou en la ida de las semifinales con más suerte que otra cosa. En cualquier caso, en Copa ha tenido la pizca de fortuna que le ha negado la Liga. Por mucho que parezca un tópico, la Copa es la tabla de salvación del Valencia esta temporada.Llega el Valencia con casi todo el plantel recuperado, después de una campaña plena de lesiones, aunque Koeman tiene que comprobar el estado de Maduro y Vicente. Aunque hay algunos jugadores fijos, ofrecer el once del técnico holandés es arriesgado, pues en su periplo en el Valencia no se ha caracterizado precisamente por confiar en un equipo tipo. Hoy juega Maduro y mañana Banega. Igual confía en Arizmendi que en Joaquín, mete a Marchena de mediocentro o de central... El equipo, precisamente, protagonizó su última sesión de entrenamientos antes de la cita a puerta cerrada en la Ribera del Manzanares. Koeman no quiere dar ni una pista. Todo es una incógnita.
Segunda oportunidad para el GetafeSi el Valencia representa la necesidad, el Getafe es la ilusión. El equipo azulón ha ido a más desde que subió a Primera y ya es la segunda final de la Copa del Rey que disputa. Esta vez, el consuelo de haber llegado hasta ahí no es suficiente. Quizá sirvió el año pasado, frente al Sevilla. Este año, no. En el Calderón, a los madrileños no les vale otra cosa que no sea llevarse el título. Esa sensación se agudiza cuando se recuerda lo sucedido el jueves pasado frente al Bayern. El recuerdo de la eliminación ante los alemanes hace más fuerte el deseo de victoria.


jose juan